martes, 17 de abril de 2012






   La Torre De Babel






                                                 


                                                                           Oscar Lorca  























"Es curioso: Winston no sólo parecía haber perdido la facultad de expresarse, sino haber olvidado de qué iba a ocuparse. Por espacio de varias semanas se había estado preparando para este momento y no se le había ocurrido pensar que para realizar esa tarea se necesitara algo más que atrevimiento. El hecho mismo de expresarse por escrito, creía él, le sería muy fácil. Sólo tenía que trasladar al papel el interminable e inquieto monólogo que desde hacia muchos años venía corriéndose por la cabeza. Sin embargo, en este momento hasta el monólogo se le había secado."

                                                                                   1984  George Orwell













                                                              Abstract

El fin del posmodernismo (si ningún discurso es válido, entonces el primer discurso en perder validez es el único, y si pierde validez en lo teórico, deja de tenerlo en lo práctico) El fin del discurso único. La aparición de discursos alternativos. El fin del modernismo. La promesa de la utopía y el desafío de tomar el poder.



















La mirada del llamado posmodernismo ha enfatizado la deconstrucción de los discursos alternativos con la intención mera de desarmarlos. De quitarles toda validez.

Así, han pasado bajo la picota la idea de comunismo, de anarquismo, y de cualquier otra opción de respuesta alternativa a Mc Donalds, especialmente si está asociada en todo o en partes a la idea de vegetarianismo.

De esa manera, han conseguido ocultar al sentido común planetario que la negación de todos los discursos pasa por negar también al discurso del poder.

Porque eso de cerrar una a una las posibles puertas de salida que la humanidad ( el 99%) conserva aunque sea como sueño o utopía, como adjudicándoselas a un omnipresente principio del placer de los pueblos, y presentar la realidad como la única posible, jaja, creo que esa película ya la vi.

Si hubiéramos podido dejar de fijar la atención en el puntero del profe y mirábamos los márgenes, como sugería Derrida, podríamos sugerir a nuestra vez un contradiscurso.

 Si esto del posmodernismo es realmente cierto, no podría ser que los demás participantes del planeta objetaran que les parecía más bien lo contrario, que el esfuerzo de todos, el esfuerzo real, solamente parecía destinado a satisfacer una obscena realización del principio del placer del uno por ciento?



Luis XIV se amparaba aún en el derecho divino, y aunque hizo lo que pudo por disminuir la importancia de ese derecho sobre sus señores feudales, no pudo ir muy lejos.

Sus enormes privilegios se sostenían en una estructura social que se había forjado en los comienzos del feudalismo, cuando el castillo servía de refugio ante el invasor, no de arma de castigo a los súbditos.

La revolución francesa condenó a muerte esos privilegios. Hoy, la revolución post capitalista hará lo mismo con tanto tecnócrata que cumple casi el mismo papel que la nobleza en 1789, el papel del uno por ciento.

En los inicios del capitalismo, el capital financiero ponía en marcha proyectos productivos relevantes socialmente. (Como el castillo del feudalismo) Hoy es una traba que veta el desarrollo de proyectos socialmente importantes y prioriza aeropuertos sin aviones.


Los dos polos del capitalismo naciente, el poder político y el económico, aún transcurren su discurso en nuestros días, pero han perdido el poder de antaño.





El papel que cumplen los indignados y la extensión de su movimiento es la punta de lanza de esa revolución. Su dinámica la llevará a fungir de soviet mundial. Es, por el momento, un embrión de la revolución de febrero.

Lo es, objetivamente, no ya como embrión, en la primavera árabe.

Y la evolución de la crisis hará que el papel de los indignados en el resto del planeta, especialmente Europa y EEUU, sean, como en el soviet, la opción de recambio de un sistema caído. Y si el sistema se cae, y los indignados también, la posta la asumirá la sociedad de una manera u otra.



Es que la crisis del discurso único se da cuando ya no puede imponer más ese discurso.

El sistema está en crisis.

Se ha comparado esta crisis con la del `29, a la que se parece al menos desde lo económico.

La magnitud de la crisis económica apenas oculta su crisis militar. Se tuvieron que ir de Irak y tendrán que huir de Afganistán. Además de una crisis del `29 tienen también un Vietnam.

Además enfrentan una creciente osadía de los pueblos. Latinoamérica es un ejemplo. Pero es solamente una parte. Todo el mundo le moja la oreja al imperialismo hoy en día.

Blogs de todo el planeta discuten acerca de si esta es una crisis política o económica. Como en el huevo o la gallina, quién tiró la primera piedra, o quién es más inútil.

Esta es una crisis política porque es una crisis económica y militar.

Pero no solamente por eso es una crisis política. Lo es también porque ha desaparecido la fundamentación teórica, epistemológica, del capitalismo, y su discurso no puede apelar ya a ninguna trascendencia.

Como antaño la iglesia sostenía a Luis XIV, hoy los medios sostienen el sistema, y más que apelar a la trascendencia apuestan a la banalidad.

Al circo iba el pueblo romano a ver el espectáculo, pero también a recibir pan.

Cuando no hay pan, la eficacia del circo disminuye.



Si intentara resumir lo que es una revolución, yo diría que es un momento en que hay en la sociedad un proceso de insubordinación creciente, sumada a una imposibilidad de “los de arriba” para utilizar términos de Lenin, de mantener el orden y la mentira.

Una sorpresiva parálisis del estado. Debida a una indetenible parálisis económica.

Como en el ´33 con Hitler en Alemania, puede ganar la contrarrevolución.

Pero no creo que éste sea el caso, mal que le pese a Marine Le Pen.



El papel de los indignados y sus sucesivos relevos,  estribará en ser capaces de poner límites a esa contrarrevolución. Uno de los límites ineludibles será cada vez más la cuestión de la sostenibilidad ecológica del sistema.

Este aspecto corre el riesgo de dejar de ser una postura utópica, propia de los márgenes ideológicos, (igual que el socialismo, el anarquismo, el vegetarianismo y el Reiki) para convertirse en una cuestión social imperativa. (Igual que el socialismo, etc).

Lo que el orden mundial, el discurso único, llegó a hacer un poquito antes, durante y hasta ahora de la crisis, fue catastrófico.

Además de los huracanes, inundaciones y sequías, que aunque no fueran debidas al cambio climático lo parecen, lo de Japón y lo del golfo de México, la BP, soltando petróleo impunemente realmente horrorizan. Lo del barquito en Italia es más de lo mismo.

Cualquier salida a la crisis deberá contemplar sí o sí un crecimiento sostenible. [1]



Más temprano que tarde, la crisis mundial obligará a los que se juntan en Sol y en Tahir a ponerse las pilas y hacer un soviet y tomar el poder, si quieren evitar la tercera guerra mundial.

Además del apoyo de la iglesia, y los medios, el estado capitalista ha recurrido hasta el hartazgo a la misma vieja salida de la crisis. La guerra.

Aunque nadie lo quiera, aunque sea por inercia, las condiciones para una tercera guerra son inminentes. Alguien debe evitarla. Ahora ya no se tratará de exterminar a los que se quejan, dejando a los otros volver al trabajo. Ahora está en juego la vida en el planeta.



El otro eje de la lucha pasará por tomar el poder. Y ello pasará por ocupar las plazas, por transformar el planeta en una réplica gigantesca de la Plaza Tahir.

El movimiento que en sí no es revolucionario, que no acude a la plaza a tomar o disputar el poder, solamente acude a manifestar bronca, se transforma en revolucionario de hecho, debido a que el poder no puede ni complacerlo ni destruirlo.

No solamente se enfrenta Chávez al imperialismo. No sólo lo reta Ahmadineyad, también lo retan el Occupy y el 15M.

Y aunque todavía podría impunemente ocupar Irán o Venezuela, hay ahora un curioso tipo de estampita que protege a los indignados de casi todo mal.

Se llama celu con cámara. E Internet.

Obvio, los mossos todavía pegan. Pero cada vez es más patente lo necios que resultan al hacerlo. No convencen a los indignados de no volver a acampar, pero les ganan millones de adherentes.

Habría que preguntarle a la reencarnación de Einstein que carajos está pasando ahora mismito con el tiempo.

Hay algo con la mundialización de los cajeros automáticos y el resto de lo que implica, la ciberización de las transacciones, que desquicia al sistema, porque lo vuelve instantáneo.

Lo mismo pasa con el resto de las comunicaciones. A la hora, qué digo, a los tres minutos de aparecida la novia del capitán (del barco italiano) ya está en los noticieros y los blogs de todo el planeta.

Comparalo a Rothschild y Wellington.[2]

Al mismo tiempo, cosas que pasaron, siguen apareciendo, una y otra vez en youtube ves a los milicos pegarles a los indignados. Quedan ahí, en un tiempo suspendido y presente interminable.





En términos de querer suponer que todo esto no es cierto, y que en realidad no pasa nada, y que yo voy a poder gozar tranquilamente de mi jubilación con sólo que siga yendo a trabajar los días laborables, uno puede llegar a ilusionarse con que el sistema tiene todo bajo control, y que siempre que llovió paró, y …

Pero la verdad es que se viene un quilombo de la puta madre.

Se viene la revolución, se viene el fin del mundo capitalista.

El planeta entero se va a desquiciar. Ya se está.

La pirámide social capitalista está cayéndose a pedazos. Lo que era la relación tradicional familiar, con su sentido de institución reproductora de sumisión y neurosis, el ámbito laboral en que esas neurosis se rozaban, la iglesia ante la cual transaban y el brillo social que adquirían aquellos que conseguían hacerlo mejor[3].



Por eso, ésta también es una crisis cultural. Y como todas ellas, muy profunda.

A ver, focalicemos en un lugar. Europa. Vamos por el centro del quilombo. Comparemos Grecia y Alemania.

Alemania no tiene deuda “sospechosa” y por lo tanto podríamos decir que no está en crisis ni tiene riesgo de llegar a ella.

Lo contrario de Grecia que están esperando la erupción del volcán para desaparecer como país.

Pero si Grecia se cae, y con ella más países, la producción alemana dejará de tener tanta demanda y la crisis asomará su rostro amargo también ahí.

La disputa en la que Merkel se atrinchera en no imprimir moneda por parte del BCE, ni comprar deuda europea, se explica ya no tanto por la crisis sino por lo que implica política y culturalmente.

Implica cotizar en bolsa, más o menos. Venderse, rifarse.

No sería tanto problema si los capitales tradicionalmente implicados siguieran ocupando sus lugares. Pero con esta crisis, lo que implica rifarse es que a la hora de los bifes van a tener que bancarse un capataz hindú, o brasileño.

Volvamos a lo cultural. El surgimiento del capitalismo en Europa también puede verse como una narración en la que Europa intentaba defender su cultura. Desde Roncesvalles a las Cruzadas, pasando por Colón y la usurpación de Filipinas, la cultura europea, sintiéndose amenazada por los bárbaros, y en el afán de impedir que un bárbaro los llegara a gobernar, consiguió defenderse,  extenderse y hasta imponerse sobre el resto del planeta.

Para un racista obrero alemán de la cadena productiva en Mercedes Benz, pasar a propiedad de los BRICS, y tener que bancarse un capataz negro o demasiado morocho es demasiado. No lo va a permitir jamás. Quizás el mozo griego no se sienta tan susceptible, pero tampoco a él le gusta la idea.

El discurrir de ése tipo de problemas es lo que alimenta a mi amiga Marine. (alias G.I. Joe reloaded).

Por eso el resurgimiento de la derecha. En Europa. Si lo miramos desde Latinoamérica, asistimos a la aparición de los discursos alternativos. Más allá de prometidos socialismos o justicias sociales, y más allá de cierto anti-imperialismo al parecer compartido, lo que aparece es el otro en el poder. Más que un cambio de políticas, (que las hay) hay un cambio de culturas. Los negros peronistas en Argentina (aunque ésta vez la presidenta es abogada, y quizás, una de las más cultas de la historia, incluyendo a Sarmiento) la mujer, el mulato de Chávez y los indios Evo y Humala.

El sistema está en crisis hace tiempo. Esto es una revolución.

Disculpe las molestias.













                                



[1] Que frase más pelotuda y redundante! Pero bue, me parece que había que decirla nomás!
[2] En la época de Napoleón, Rothschild había instalado un sistema de correo vía palomas mensajeras, lo que le permitió enterarse antes que nadie en Inglaterra que Wellington había derrotado al corso en Waterloo, así que el tipo anunció lo contrario, o sea, que Napoleón había ganado, la bolsa bajó, y de esa manera compró acciones a dos mangos antes que llegaran al otro día las noticias traídas en barco.
[3] Sicóticos abstenerse.

lunes, 16 de abril de 2012

La Contrarevolución


                   La Contrarrevolución



Una vez cambiada la infraestructura, vale decir, el trabajo, la producción de riqueza, comienza a cambiar la superestructura.

Al tener menos preponderancia la vigilancia social bajo cuya mirada omnipotente transcurría la vida social, que incluían a la policía, la iglesia, la escuela y el club de bochas, las personas comienzan a experimentar libertades inéditas, potenciadas por Internet.

La menor importancia de la Iglesia permite la aparición de la lucha por el aborto y el matrimonio igualitario. Algo impensable hace cincuenta años, excepto por los utópicos anarquistas de Cataluña[1], y no sé…

Desde luego que en Cuba tardó más tiempo.

La aldea global, la aparición de diálogos transversos, desjerarquizados, y como a falta de perro sólo quedaba la gata, hace a la comunid@d cumplir a la fuerza el papel de partido revolucionario. Inconsciente, pero activo, llama a las luchas contra el sistema. Su falta de entronque con las luchas obreras es algo que pareciera o debiera ser fácilmente subsanable.



El sistema es atrozmente consciente de esa relación de fuerzas, y buscará, como un paciente jugador de ajedrez, los espacios para enfrentarla.

Deja entonces luchas como la del aborto o el matrimonio igualitario, libradas a las propias fuerzas que movilice, sin apostar mayormente por el resultado.

Se concentra en cambio en privar de Internet a los indignados.

La revolución disputará al sistema la posesión de los medios de producción y de cambio. Pero el primero de esos medios que estará en la disputa es el reino de Internet, ese nuevo continente sin confines abierto a la producción de riquezas ilimitadas que le vuelve a estallar en la cara al sistema como en 1776.

Si la revolución no puede controlarse con medios nacionales, por las dudas el sistema tiene un recambio. Una nueva guerra mundial que vuelva a producir un genocidio de descontentos, elimine la población sobrante y estabilice las economías.



Las dos respuestas son inviables. La caída de Israel, inminente. Un nuevo orden mundial se avecina, pero no será el del club Bilderberg.







[1] Del ´37, o sea, más de cincuenta años.

Yo y el gato de Cheschire








               Yo y el gato de cheschire





  (una reflexión acerca de la desaparición del estado capitalista)



A medida que el ojo vigilante del estado del gran hermano tiene cada vez más lugares en donde fijarse, y menos ojos posibles, es que me siento a veces sosteniendo su mirada como al gato de cheschire, al que le desaparecen los ojos al último.

Cada vez es más y más etéreo e intangible, cada vez oprime menos. Su mirada cada vez tiene menos brillo.

Al contrario, cada vez le desaparece menos el gato y si se le apagan más los ojos. Cada vez el sistema es puesto más y más al centro y más y más es discutido, por cada vez más gente y cada vez más caliente.



Porque aquélla mirada omnímoda del gran hermano, del estado capitalista puesta en controlar rígidamente y de cerca al individuo, se ha transformado en una mirada omnímoda del ciudadano sobre el estado.

La cámara que registra el accidente del bondi con los dos trenes, es del estado? Es de todos?

En el capital no dice que haya que expropiar esa cámara, esa mirada del estado, ese capital del estado. Pero nace expropiado.

El Estado






                                           El estado





El estado surgió como representación de la idea de comunidad. En la medida en que era dios, juez, gobernante y hasta ejecutor del látigo o la espada, el testigo de la capacidad que teníamos socialmente para ponernos de acuerdo.

Así como nuestro optimismo inicial, también la figura del estado ha decaído.

Y libres ya de atribuírle una transubstanciación, un sentido más allá como dice toni, una trascendencia, una justificación sobrehumana en donde no importa si morís es por la patria, la pregunta que queda es interrogar al estado acerca de su justificación. Desde el hombre mediocre nos interrogamos al respecto.

La modulación, la construcción del nuevo estado suprahumano es la tarea. La construcción de un entendimiento entre nos que suprima al bicho.

Y volvemos a Voltaire. Vivimos en el mejor de los mundos posibles? Podemos opinar al respecto?

Es el reemplazo del homo sapiens que creó el estado, por el homo humanitas que entrevió sus usos.

Es la construcción del estado de todos, reemplazando poco a poco por inservibles las maquinarias del estado capitalista. Porque el estado de todos es el estado de nadie.

El control a través de los medios


             el control a través de los medios



La pelea del Chávez y la Cris contra los medios, es algo sumamente inútil.

Vale decir, importante porque los medios en contra, hoy por hoy, significan mucho en contra.

Pero lo significan en política más que nada porque históricamente lo han sido, más que por la influencia real que todavía conserven.

Es que el papel de los medios ha cambiado, está cambiando, cambiará profundamente.

Base de los éxitos de la revolución rusa, un experimento, y el brote fascista, otro experimento, fue adoptado por el imperialismo de posguerra como una manera de dominación.

Vino a suplantar el creciente desvalimiento en que iba dejando a la población la caída de la iglesia, como centro de la existencia.



Vino a suplantar una idea trascendente de mentira, que pretendía ser real, o tomada como tal, por una que ni siquiera pretendía tal cosa[1].

Convencidos, como los cerebros del concilio de Trento, que no importa lo grande que sea la mentira mientras se la pinte bonito.



Puestos a hacer una tarea, los yanquis son increíbles. Para la época en que Goebbels lo dijo, tenía razón. Lo único que hacían bien era hojas de afeitar, y no mencionó el cine porque para él no era una industria.

Estudiaron cada reacción posible de un ser humano y la aprovecharon al máximo, a un nivel que Pavlov jamás se atrevió a soñar.

Primero nos estudiaron como ratas y luego nos mintieron usando para ello a los rostros más bonitos de la creación, ratas incluidas.



La televisión marcó un punto de no retorno.

De a poquitos, la tv inició un proceso de democratización. Si en todos los diarios decía que a la marcha habían ido 400 personas, era al pedo que le gritaras a todo el mundo que habían ido 4000. O, para el caso, 40.000.

Si lograbas probarlo, te decían que fue error de imprenta, jaja.

A la imagen, ante la imagen de la marcha, los discursos del periódico no podían oponer errores de imprenta.

La rebelión de las masas, antes negada, reprimida, ocultada, saltó a los ojos de todos.

No es lo mismo leer un periódico que ver como arde el centro comercial de Bangkok, la rebelión pudo verse a sí misma.

Pero si bien sirvió para canalizar una expresión de las masas, ésta siempre fue acotada, limitada, y encauzada.

Usando los métodos de control ya estudiados por el cine, la gente dejó de luchar y se quedó sentada en su casa viendo tv.



La aparición de Internet los eclipsa con la misma inexorabilidad con que la tv en su momento desplazó al cine.

Tenía que ser un marxista quien lo dijera, pero la revolución a través de Internet pone en cuestión la propiedad de los medios de comunicación.

No de los medios en sí, los concretos, pero disputa y expropia para su uso el papel que les estaba reservado, de decidir qué contar y a quién.

Es que la tv, emblema si los hay de la democracia, like la estatua de la libertad, en realidad ofrece una libertad retaceada, en la medida en que ofrece un discurso homogéneo.

La gente puede expresarse a través de la tv, pero no puede ir más allá, no puede alterar el discurso, comunicación de una sola vía, le dicen. Distintos discursos, en todo caso, entre los que la gente puede elegir, o distintos candidatos, si vienen las elecciones. Pero el discurso de la gente es negado. No te enseñan a cocinar arroz, te enseñan a cocinar salmón.

En la red, la gente puede comunicarse, y organizarse para alterarlo.

Ese espacio la tv siempre lo retuvo para sí, para ponerlo al servicio del estado, como antes lo hacía la iglesia, durante la monarquía.

El frenesí de la coronación de Carlos V en Roma que organizó la iglesia es exactamente igual a la apoteosis del ´78 con el mundial que organizaron los medios.



En la red, la gente puede organizarse, y organizarse para salir en tv.

En la medida en que use ese poder, estarán ayudando a expropiarle al poder los medios de producción, de cambio y de convencimiento.



Por eso la tv se vuelve cada vez más autista.

Cada vez más dialoga sólo consigo misma.

La gente está abandonándola.

Al hacerlo, también pierden ese control, que ejercía en sus mentes, en sus acciones.

Desde que se fundó el estado, aliando la iglesia y el emperador, hasta hoy, es la primera vez que el estado pierde ese apoyo.



                            y sin ese apoyo caerá





Desde el momento en que la comunicación de una sola vía de los medios se vuelva propiedad de la sociedad, (como decía Marx, apropiarse de los resortes del estado para volverlos en contra de la clase dominante, jeje), se podrá fechar con toda seguridad el principio del fin del estado capitalista.





[1] Si en tiempos de Marx la religión era el opio de los pueblos, frase que no puede atribuírsele, de todas maneras, hoy ese lugar lo ocupan los medios.

El papi




De ese modo, lo que había comenzado como un juego de aficionados a la política culminó como una explosión de odio contra todo lo español, una cólera violenta de hijos demasiado tiempo sumisos, un sacrificio ritual del padre histórico español   

                                                       Carlos Rangel.



                                                El papi



Los oscuros meandros de Tótem y Tabú nos permiten suponer que hay algo más de lo que pasa entre mi papá y yo que lo que yo recuerdo.

Desde que compartimos socialmente el símbolo que significa papá, la imagen experiencial se funde con la imagen social. El primer amanecer del homo sapiens sucedió después de que aceptó que debía obedecer su ley.

En la medida en que le dio la imaginación para dotarse de una religión, y suponer la existencia de un Dios que lo miraba y lo juzgaba, los identificó en una figura que los unía, el Faraón, el Inca, el dios hecho hombre para hacer de papá de todos. Ese fue el principio de la historia escrita. Y del surgimiento del Estado como símbolo del padre social encarnando la Ley. (Hay un escamoteo lógico ahí. La identificación con la Ley dictada por la religión, por Dios, en fin, eso, la que aceptábamos y conocíamos todos (bueno, ehh, algunos?) con la ley que dictará este hombre que tengo en frente que dice ser Dios y quiere mandarme como si fuera mi papá).

En la medida en que se encarnó se complejizó, se jerarquizó, y se estratificó. [1]

Así, el amo era el papá de sus esclavos, y si a alguno se le ocurría discutirle al papi (recordemos que el acta fundacional del homo sapiens es desobedecer y matar al padre), venía el ejército del papi más grande, (el faraón, el ejército romano) y ponía orden sin olvidar los sacerdotes que recordaban a los sobrevivientes que la ley de Dios debía ser obedecida so pena del castigo divino.

Pero entre el amo y el esclavo estaba (dije que se estratificaba) el capataz. Mi papi era el papi en casa, porque en el trabajo regía la ley del capataz, y ante cualquier problema llamaba... (y así).

Esa jerarquización, (ya lo dijo Galeano) terminaba en el fondo ´e las casa cuando el chico pateaba al perro.

Mucho de esta construcción de un símbolo social ha persistido hasta nuestros días.



El naufragio de las estructuras que la sostienen ha sido llamado, creo, posmodernismo.

Es que al mismo tiempo tambalean las instituciones del estado, tales como la justicia, el ejército, la policía, la educación, o sea las tradicionales tácticas de control social. Y la capacidad de control de la religión. Y su sustituto, los medios, no resultan ni la mitad de convincentes.

Adjudiquemos o no a Marx el mérito de haber previsto una revolución "post-capitalista", (y probablemente sea mérito de la salomónica tarea de los historiadores futuros la real cronología en que se están sucediendo los hechos), lo cierto es que el núcleo del entorno laboral ha cambiado. Desapareció la fábrica de más de diez mil obreros. Está condenada a desaparecer la ciudad, ese invento industrial para albergar pobres en condiciones lo más parecidas posibles a las chozas de los esclavos. El Estado ya no necesita gastar tanto dinero en mantener los ejércitos que custodiaban a esos obreros.

Ha desaparecido la figura del capataz. Aquél mediador entre lo que el patrón quería y yo. Están el remisero y el cliente. La ley ya no es impuesta, es transada.

Y en el seno de la familia misma, se ha desquiciado toda relación que pueda sostener el mandato social tradicional. Es la torre de babel, cada cual hace su familia como le parece.

La crisis del Estado lo obliga a aceptar esa relación de fuerzas, pues desbordada la figura del padre ya nada queda en su sitio, y esto a su vez provoca más crisis en su seno, y a la larga lo condena a muerte.

Es que a medida que el papá concreto, mi papá, recibe menos imposiciones por parte de la ley, (del patrón, del capataz, del estado) menos ley representa. Su imagen se difumina, y con ella la del Estado, la Religión, y otros fantasmas.



[1] Y evolucionó. Desde entonces hasta ahora el complejo se ha ido haciendo más complejo y diversas instituciones se han ido desmembrando al ritmo del sacudir de los tiempos, como la vieja discusión entre la separación entre la iglesia y el estado y otras curiosidades tales como "papá Perón, mamá Evita" que llegaron a manchar los libros de texto en Argentina. Dejó de llamarse Dios, siguió siendo papá. Papá Stalin. San Martín, el padre de la Patria.

La construcción del símbolo y la construcción de la estructura






        La construcción del símbolo y la construcción de la estructura.



La tarea autoimpuesta de la construcción del símbolo está probablemente ligada a la necesidad de patear algo en vez de alguien.

La construcción de la estructura está ligada a la ilusión secretamente guardada de que el orden en que se presentan ante mí los símbolos contenga dentro de sí un orden superior, menos inestable que el que presentan los símbolos entre sí ante mi mirada. [1]

En la medida en que confiamos en quienes nos precedieron en la tarea, como dije antes, autoimpuesta, tendemos a aceptar las estructuras de símbolos que nos presentan como modelo, no sin ciertas rebeldías.

Es ahí donde la ciencia reemplaza a la religión.

En realidad, los símbolos son pateados en cuanto no encajen en la estructura.[2]



Estamos pasando socialmente por un equivalente de la cría de niños en los ´70. Dejálos expresarse, que sean libres.

Así, las imágenes por celular. Hasta la crisis de Irán está en Youtube.

No es que ya no haya represión. Es que al que te reprime le pateás la cabeza por televisión. No necesitás saber cantar ni tener un cuerpo fantástico para ser famoso. Solamente basta conque le pegués una patada en la cabeza a un policía delante de tu amigo que te sostiene el celular.

Como en los children de los ´70s, ahora la única represión posible es la legitimada por el pueblo en la calle.



Los símbolos que consiguen ser pateados de la estructura son destruidos o retornan bajo otra evocación, hasta ser integrados en las estructuras del yo o hasta que forman un negado núcleo cuya integración causaría una incompatibilidad con las estructuras previas y una total reacomodación y rejerarquización de las mismas.

La presión psíquica que esos negados símbolos y las negadas estructuras que evocan, provocan en el andamiaje de cada yo, marcan la "sensación atmosférica" revolucionaria en cada persona social.

La presión puede ser aliviada por medio de sustitutos o vehículos que la descargan. En la medida en que esa presión individual aumenta, el individuo crea modos de descargarla, y las instituciones también.

Así dan lugar a una evolución que consiste básicamente en la proliferación de tales nuevas instituciones (algunas de las cuales son negadas y retornan bajo otros nombres, etc) hasta que el cambio cuantitativo produce uno cualitativo, la perduración y expansión de tales nuevas I entra en conflicto irremediable con las anteriores.

La corrección modulada interinstitucional es la que produce el equilibrio (y el desequilibrio, cuando se produce) social.



La evolución resultante marca una línea que puede ser seguida a través del tiempo, y que resulta a un tiempo continua y discontinua.

Es evidente que ciertas características humanas nos permiten decir que la humanidad no cambia. Siempre siente necesidad de afecto, se expresa, produce choques de culturas, en fin, ama, caga, silba, eso.[3]

Pero la manera en que ama, caga o silba el hombre contemporáneo ya no es la misma que la del imperio romano. Las instituciones tales como la familia, el tipo de vivienda, las relaciones interpersonales, se han ido transformando, adaptándose a la evolución social y alquimizando al hombre desde su interior.

La protección que el entorno social brindaba al hombre en los principios del estado esclavista, y cuya precariedad perdura hasta los comienzos del estado capitalista, veasé el far west y el martín fierro, ha cambiado hasta invadir totalmente la intimidad humana.

Si un cambio desde el homo sapiens hasta ahora ha sucedido en la historia del hombre es cuando ha perdido la capacidad de sobrevivir sin el estado.

Así llegó a necesitar nueve meses de gestación y años de incapacidad hasta llegar a la edad adulta. Esa incapacidad para sobrevivir sin el apoyo de la familia y luego del estado del cazador primitivo, ha cambiado hasta sustituir toda posibilidad de sobrevivencia fuera de la comunidad. A cualquier edad.



La polaquita Rosa Luxemburgo decía, y Trotsky repetía, o socialismo o barbarie. El hombre contemporáneo no puede sobrevivir en la barbarie. Su única posibilidad está en desarrollar el socialismo, esto es, dominar el estado como una herramienta puesta a su servicio. Para ello no debe esforzarse tanto en quitarla a sus antiguos poseedores ni en desarmarla como instrumento de opresión de clase, como en el primitivo capitalismo descrito por Marx.

En cambio, debe esforzarse por desalojar de su vacante trono al  homo sapiens y reemplazarlo por el homo humanitas, el hombre consciente de su otro yo humanidad.
El estado post-capitalista será el estado absorbido por las comunidades. La torre de babel, el discurso único que desaparece para dejar lugar al discurso de todos.
Vale decir, olvidarse un poco del estado como símbolo y apropiárselo como estructura, jaja.



[1]En efecto, si se suponen, en la cadena ininterrumpida de la representación, impresiones, las más simples posibles y que no tengan entre ellas el menor grado de semejanza, no habrá posibilidad alguna de que la segunda haga recordar la primera, la haga reaparecer y autorice así su representación en lo imaginario; las impresiones se sucederán en la mayor diferencia —tan grande que ni siquiera podrá ser percibida ya que nunca podrá una representación tener la oportunidad de fijarse en un lugar, de resucitar otra anterior y de yuxtaponerse a ella para dar lugar a una comparación; no se

dará la mínima identidad necesaria para cualquier diferenciación.

El cambio perpetuo se desarrollará sin punto de referencia en la perpetua monotonía”
Foucault. Las palabras y las cosas.


[2] Moraleja: La única posibilidad de construir una cultura súper humana está en la disminución absoluta de símbolos pateados. Empecemos por el no al racismo, al sexismo, al nacionalismo...

Y un uso racional del poder que tenemos en nuestras manos para educarnos y mejorarnos con miras a una mejor raza humana sin necesidad de alterar el genoma humano excepto para acabar con la lepra.

Volvamos a actuar como tribu. En vez de darle tanta guita a la investigación en las ciencias duras demos mas guita para educación.  


[3]“tiene lugar en un mundo marcadamente distinto del actual. Las pasiones de las gentes son las mismas, aunque no sus condiciones. Encontré fascinantes diferencias y similitudes”… Los pilares de la tierra. Ken Follet, pag 1.

la libertad




                                      
La libertad es siempre el resultado de una lucha. Una lucha librada en el interior del ser humano y en su exterior.

En el interior, entre el super yo y el ello, y su resultado es lo que llamamos el yo. Si eliminamos esta lucha lo único que quedan son rastros mnemónicos como saber dónde está el baño.

En el exterior, por mantener ese equilibrio propio alcanzado. También en el exterior, la lucha es librada por la adquisición de cultura como una manifestación social de ese equilibrio. El individuo se somete a un sistema represivo porque necesita adquirir cultura. (como se somete gradualmente a los mandatos del que aprende a identificar socialmente como el súper yo y domestica con pesar su ello, que como dice Chiozza, también es social) Vale decir, la sociedad discute a través suyo.

Pero una vez en relativa posesión de esa cultura, el individuo comienza a suponer que tiene un yo que le es propio y munido de esa adquirida y a medias consciente individualidad[1] se agrupa con el resto de los otros individuos para formar una sociedad.

Y dentro del seno de esa sociedad lucha por mantener esa cultura. Como significan dentro suyo los códigos que ha internalizado junto con las estructuras que ordenan símbolos, cualquier alteración en ese andamiaje lo rebela. El grado de libertad de que goza esa sociedad indica hasta qué punto se encuentra amenazada por los sistemas represivos de otras sociedades, que luchan por imponer otras estructuras o familias de símbolos. O hasta qué punto puede consensuarlas.

O sea, la posibilidad de luchar socialmente para defenderse, ya sea usando las armas o la palabra, es igual a su grado de libertad. Hacia el interior y el exterior de esa comunidad cultural.



El individuo mientras se somete a la represión que conlleva la adquisición de cultura, internaliza estructuras que le permiten administrar esas adquisiciones. El grado de permanencia de estas estructuras dependen del grado de insistencia con que han sido montadas desde el exterior, y del grado de la resistencia mostrada por el individuo a la represión que acompañaba la obligación de montar esa estructura en particular. O sea al grado de rebelión que motivaba en él la obligación de soportarla[2].

En la sociedad éstas estructuras son llamadas instituciones, y también su grado de permanencia depende de una lucha permanente entablada en torno a ellas. (entre el súper yo social y el ello social, discutiendo a la vez en el interior de  todos los yo que las componen).

Como con la adquisición del yo, retirar la lucha y sus actores de las instituciones las vacía y las convierte en edificios donde sólo hay carteles que dicen dónde queda el baño.



Las alternativas de ésta lucha de todos contra todos que llamamos cultura, o libertad, o individuos, o instituciones sociales, dependen de vaivenes de la fortuna.

Entre ellos, el más recurrente y al que llamaríamos “sobredeterminador”, es la manera en que se produce y se distribuye la riqueza social.

Lo que Marx llamaba la infraestructura.

Los cambios en esa infraestructura determinan muchos de los vaivenes de la fortuna que afectan la eterna lucha entablada en torno a las instituciones, la cultura, etc.

Cuando los bienes producidos por la sociedad no pueden ser administrados apropiadamente por las instituciones, éstas son cambiadas por una revolución.

Es lo que estamos viviendo.

Y sucede a la vez en los dos ámbitos, el individual y el social. Por eso se vuelven cruciales en la lucha el grado de libertad individual y social.







[1] Que empieza cuando es capaz de escribir su nombre, y termina cuando le dan el dni que le permite votar.
[2] Bajando eso a tierra, se pinchó la goma, llueve, sos el único varón en el auto. Otra, terminamos de comer, sos la única mujer en la reunión, a vos te toca lavar los platos. Sos el varón adolescente, a vos te toca sacar la basura.