Como yo lo veo, y lo he puesto más arriba, se viene un
quilombo total. Me gustaría equivocarme al respecto, pero bue, por más que
repaso no me dan las cuentas más que así de horribles.
Eso, semejante crisis, va a significar una crisis
económica, militar, social y cultural, o sea, también una crisis política.
Para empezar porque va a significar una parálisis. Una
debacle generalizada, una detención del sistema.
Yo lo comparo con el febrero ruso, pero es más que eso
todavía. Primero, porque es un febrero mundial. Segundo, porque las políticas
implicadas se van a caer más rápido que en febrero, donde primero cayó el zar y
luego todo lo demás.
Cuando todo se paralice, qué política de ajuste se
podría aplicar?
Pero bueno, sin exagerar, entonces, volvamos al
ejemplo ruso.
La crisis política será una crisis de representación,
primero, porque como en febrero, se caen las estructuras sociales que lo
sostienen. Una vez dados pasos hacia adelante para superar las crisis del sistema,
(medidas que, como en el f, ya no permitían traer al zar de vuelta, p ej,
después de haber eliminado la pena de muerte en el ejército) la mayoría trucha
gobernante, llámese ppsoe o repucrático,
se quedará sin política y sin base.
De hecho, si sacamos la mirada del centro bipartidista
que funciona de eje político de la democracia capitalista, y miramos los
márgenes, es evidente que las fuerzas que fungen de izquierda en esas
democracias también quedarían sin política. Aún en el caso de levantar consignas
mínimamente realizables, carecen del ejercicio de consenso interno suficiente
como para llegar a imponerlas a las masas. Les va a pasar lo mismo que en
febrero ruso, cuando hasta el partido bolchevique se quedó sin política.
Así que será probablemente luchando contra esas
corrientes (sin olvidar a la derecha que más temprano que tarde será derecha
armada) que deberá forjarse la nueva dirección política revolucionaria.
Pegada a las bases, orientada a solucionar problemas
logísticos (como en el febrero ruso) y aparentemente lejos de los problemas
teóricos del estado y la revolución, pero con una libertad de discusión, una
capacidad de organización y una masividad de participación inéditas, veremos
las consignas de quién siguen.
Y no es cuestión de pelearse desde ahora por eso. A
ver quién es el funes memorioso que recuerda el nombre del diputado parisino de
la Comunne
que propuso aquello de la remoción automática de los diputados. Quién fue el
primer argentino que dijo "que se vayan todos".
La capacidad inventiva de las masas en lucha irá
siempre por delante de cualquier teoría política. Aún así, antes de plantearnos
el papel del partido en la situación revolucionaria, y discutir a Lenín,
primero intentemos ponernos de acuerdo en cómo debería ser ese partido, y
cuáles sus políticas, entendiendo que desde el febrero ruso hasta ahora algunas
cosas ya no son las mismas ni funcionan de la misma manera.
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