sábado, 25 de febrero de 2012

Socialismo siglo XXI


                          Chavez, evo y el socialismo

 

Desde que se plantean socialistas, nos surgen un par de preguntas. Nos ponemos contentos, como los del mas cuando fuimos a festejar el triunfo de felipe gonzález en españa?

Hacemos unidad de acción con ellos? Los enfrentamos convirtiéndonos en su peor enemigo? Sea cual sea la actitud que tengamos, a las tres de la mañana nos despertamos con pesadillas recurrentes en las que chavez, evo y lula tienen las caras de stalin, perón y fidel.

Cómo decía el trotkysmo con respecto a un posible invasión de la URSS? Había que defenderla, incluso al riesgo de enviar brigadas de combatientes tan inútiles como los de la guerra civil española.

Así que en el supuesto caso de un enfrentamiento armado entre cualquiera de estos payasos y el imperialismo, deberíamos estar en la misma trinchera.

Pero tan evidente línea de acción, la que pareciera como la más nítida y urgente, la que hay que definir antes que nada, sobre todo los que tenemos un pasado troskysta, en realidad es una ilusión.

 

Podríamos decir que las elecciones en una república, incluso las más bananeras, son el ámbito de negociación entre la “voluntad popular” o el deseo de las masas, y las opciones políticas que puede llevar adelante la clase gobernante.

En ese sentido, hay que tener en claro que los gobiernos de chávez o de evo, no han sido impuestos por las masas. Son la respuesta ofrecida por el sistema a las aspiraciones de éstas por el  socialismo. Quizás la última respuesta que pueden ofrecer. Pero resulta muy efectiva, especialmente con la izquierda,

El deseo de las masas no llega hasta plantearse masivamente el socialismo como meta consciente. Ni le gusta el nombre ni sabe lo que es. Quiere superar las limitaciones que encuentra en su vida, y como un loco con su chaleco de fuerza, se revuelve hasta que consigue romperlo.

En ese sentido, debemos recordar que la solución socialista de chavez y evo es nada más que otro chaleco de fuerza.

Resulta tan efectivo que confunde a las masas, y especialmente a la izquierda. Confunde porque ensuciando el nombre de socialismo nos presenta lo que hace como el verdadero camino hacia él, y cualquier otro camino alternativo parece mucho menos viable. Ultra izquierda.

Y mientras el sistema soporta como un mal menor el peso de estatizaciones, planes de ayuda y comedores populares, recupera fuerzas y se prepara para volver a imponer su política abiertamente. Esto es así porque estos gobiernos no son el producto de una derrota, sino solamente un paso atrás táctico, para hablar el lenguaje de los ´70. (Y ya que hablábamos de los ´70, la zanahoria y el garrote, de Moreno).

Por eso si empezamos por discutir si lo sostendríamos en caso de guerra, empezamos por comernos la cáscara de la banana. Nunca va a pasar que lo van a querer voltear. Enfrentan considerable oposición, pero de opereta. Trágica, en todo caso, si contamos los muertos de Pando. Pero, si sucede, como en el ´55 con Perón, o en el ´76, con su viuda, será por no poder controlar a las masas y ser impotentes para derrotarlas. [1]

Para poder entender a qué nos enfrentamos no tenemos que olvidar en ningún momento que se trata de un gobierno enemigo de las masas que se disfraza de socialista, que miente.

Como si fuera un gobierno menchevique. Lo que tenemos que hacer es enfrentar abiertamente el concepto de socialismo que pretenden imponer.

Socialismo es libertad, de pensar y de vivir.

Para poder enfrentar adecuadamente la mentira chavista, nieta de la stalinista, hermana de Kerensky (hablo del golpe de Kornilov), debemos luchar por el poder.

Para desenmascarar el chaleco de fuerza que pretenden hacer pasar por socialismo, debemos tironearlo ahí donde cruje. Disputar centímetro a centímetro por la libertad de vivir como se quiera.

Autogestión es la palabra. Está de moda por la ecología, pero la clave es la lucha por la autogestión política y económica.

Debemos disputar en contra del poder del estado en todos los terrenos en donde esta lucha se plantee.

Si es cierto que vivimos en el socialismo, o que vamos para allá, queremos elegir nuestra policía, nuestra justicia. Queremos que los impuestos que pagamos queden en la comuna para que ahí se decida su destino.

En vez de manifestaciones rituales de banderas rojas y disputas internas, juntemos firmas para exigir que chavez denuncie ante la haya a los genocidas judíos. [2]

Que en la próxima asamblea constituyente que se realice, no se discuta tanto la reelección del mandatario (peligrosa modificación que puede dejar atada la suerte de las luchas si luego triunfa la reacción) como la reforma impositiva. Y que en todo caso se discuta la remoción inmediata de cualquier mandatario o representante que haya dejado de cumplir con el mandato de las masas, que se dé forma jurídica al levantamiento del 19 y 20. 

 

No podemos dejarles la iniciativa propagandística. No esa.

 

Como Stalin, como Perón, como Fidel, chavez y evo se paran en el cajón de manzana que les ha quedado que se llama estado nacional, y desde allí nos llaman a luchar por el socialismo.

Hay que quitarles el estado, pero no tomando la casa rosada, sino todo lo demás.

 

Debemos dejar en claro qué es realmente socialismo y qué es solamente un disfraz. Estatizar el petróleo o la reforma agraria no son medidas socialistas. Socializar las ganancias del petróleo o la producción agraria sí lo son.

La diferencia es quién decide a dónde va la guita. Cuando son las masas, es socialismo, si no, no.

 

A primera vista no parece una consigna realizable. Pero no olvidemos que estamos viviendo en una época de cambio revolucionario, no solo en la región, sino en todo el planeta.

Las fanfarronadas de chavez en contra de bush no eran sino otra manera de desnudar la falta de control que la política de éste lo llevaba a tener sobre la lucha de las masas.

Los gobiernos de chavez y evo son la última respuesta de un sistema que no puede tener ya enchalecadas a las masas, y éstas están luchando constantemente contra ellos.

 

Pero ante cada lucha la izquierda se divide.

 

Es que la tarea planteada es doble. Por un lado, diferenciar nítidamente lo que es socialismo de lo que se disfraza con sus ropas.

Como en toda separación, hay dolores que no pueden evitarse. [3]

Socialismo es autoorganización de las masas, ausencia de represión estatal en la toma de decisiones.

 

Para poder combatir a chavez y evo hay que poder romper ideológicamente con el trotsky que inventó la conciliación obligatoria, y con el ortega que en nicaragua se atrevió a decir ante las masas que al que levantara el brazo para votar por la huelga le iban a cortar las manos.

Socialismo es autoorganización de las masas, desaparición de la figura represiva del estado especialmente en su función de rompehuelgas. 

 

Por el otro, (jaja, eso que Marx llamaba la praxis) intervenir en cada huelga. ( y no como esquiroles).

 

 

 

 



[1] Distingamos golpes. El ´55, ´76, ´73 en Chile. No confundir con un grupo de exaltados que intentan un golpe de mano como en el 2002 con Chávez o la oposición a Evo en Pando o la rebelión policial contra Correa.
[2] Jaja, este articulo mío es de aquella época, y resulta que el chavo lo hizo solo, sin que nadie se lo pidiera. (me refiero a aquél ataque israelí a gaza, que motivó aquél artículo ya publicado, Gaza).
[3] Dentro nuestro debemos aceptar que la lucha por el socialismo no tiene nada que ver con la lucha por los sentimientos. Y menos, el de la añoranza por los tiempos idos.

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