domingo, 15 de abril de 2012

Capital fijo y variable


                                  Capital Fijo y Variable



                               "En verdad, dice el señor de Sismondi 22 (t. II, págs. 194-195), no queda más por desear sino que el rey, viviendo completamente solo en la isla y constantemente dándole vueltas a una manivela, haga que todo el trabajo de Inglaterra lo cumplan autómatas”.

Pag 78 de los Manuscritos de 1844 Economía política y filosofía. Ed Cartago Bs As 1984. Marx



El proceso cuestionado por el valor del trabajo pone en relieve una relación fundamental en el seno del capitalismo. Esa relación es la del capital fijo y el variable.

Marx define al capital fijo como el que el capitalista está obligado a “adelantar” al proceso productivo, como el galpón donde se trabaja, las máquinas, herramientas y materia prima que se utilizará.

El capital variable es la suma que destinará al pago de sus obreros. Aunque cotidianamente menor que el otro, es la porción del capital que es negociable. Un acuerdo ventajoso para el capitalista no lo será para sus empleados, y es lo que se llama lucha de clases.

Como sucede en el seno del proceso productivo social, sus vaivenes influyen y son influidos por los vaivenes de lo social.

El proceso que tan correctamente describió Marx en el Capital, desnudaba el proceso lúcidamente, incluyendo la predicción de que, gracias a la ley de disminución progresiva de la tasa de ganancia, el capitalismo habría de llegar a un cuello de botella,  la necesidad de capitales astronómicos en el capital fijo, como límite económico, y la organización de los trabajadores como límite social. (Ver Subsunción real y formal).

La solución se llamó New Deal. La relación entre capital fijo y variable se volvió a cambiar hacia el lado del variable, considerando los astronómicos capitales implicados, y hubo de nuevo paz social.

Fue una cesión del capitalismo, y podría hablarse hasta de un triunfo proletario, sino hubiera costado tantos millones de muertos.

Ese aumento de sueldo sustantivo para la clase trabajadora, no solamente compró su buena voluntad, gracias a la heladera y el televisor. También compró a las organizaciones que los dirigían.



La nueva crisis implica la ruptura del New Deal. Y la vuelta atrás a las condiciones previas.

La relación entre fijo y variable ha cambiado nuevamente, corriéndose para el extremo del fijo hasta casi desaparecer el variable. Otra vez, los capitales implicados son astronómicos.

Pero esta vez, el proceso productivo ya no es el centro de la escena económica. La clase trabajadora proletaria ya no es la que produce la mayoría del capital social. Si volvemos a la cita de Adam Smith, las mercaderías producidas para un país determinado ya no son producidas por la mayoría de la población. El proceso ha mejorado tanto, que las personas implicadas no son tantas.

Eso pone un freno a las posibilidades sociales de maniobra del gran capitalismo.

Pero además pone un límite económico muy severo a la capacidad de maniobra del sistema, en la medida que deja de influir en el proceso de producción de riqueza.

Volvamos a la cita de Smith[1]. La cantidad de horas trabajadas por la nación generan su riqueza. Las mercaderías.

Eso ya no es cierto. La riqueza de la nación ahora también se mide en la cantidad de riqueza social que crea la economía terciaria.

Que no produce mercaderías, produce servicios.

Ya no son empleados del gran capital. Son autónomos.

El sistema, en la medida en que todavía lo es, ya no puede manejarlos dentro del galpón de su fábrica, así que ahora lo maneja desde la posesión del estado.

Eso lo pone en una situación terminal. Teóricamente el estado es una herramienta social, que depende democráticamente de la mayoría social para su funcionamiento. El sistema pretende ahora transformarlo en un estado policíaco que mantenga antiguas relaciones productivas de manera autocrática.

Puede verse como viable desde lo económico, desde lo social es imposible.



[1] Ver el valor del trabajo.

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