Una vez
cambiada la infraestructura, vale decir, el trabajo, la producción de riqueza,
comienza a cambiar la superestructura.
Al tener
menos preponderancia la vigilancia social bajo cuya mirada omnipotente
transcurría la vida social, que incluían a la policía, la iglesia, la escuela y
el club de bochas, las personas comienzan a experimentar libertades inéditas,
potenciadas por Internet.
La menor
importancia de la Iglesia
permite la aparición de la lucha por el aborto y el matrimonio igualitario.
Algo impensable hace cincuenta años, excepto por los utópicos anarquistas de
Cataluña[1],
y no sé…
Desde luego
que en Cuba tardó más tiempo.
La aldea
global, la aparición de diálogos transversos, desjerarquizados, y como a falta
de perro sólo quedaba la gata, hace a la comunid@d cumplir a la fuerza el papel
de partido revolucionario. Inconsciente, pero activo, llama a las luchas contra
el sistema. Su falta de entronque con las luchas obreras es algo que pareciera o
debiera ser fácilmente subsanable.
El sistema
es atrozmente consciente de esa relación de fuerzas, y buscará, como un
paciente jugador de ajedrez, los espacios para enfrentarla.
Deja
entonces luchas como la del aborto o el matrimonio igualitario, libradas a las
propias fuerzas que movilice, sin apostar mayormente por el resultado.
Se
concentra en cambio en privar de Internet a los indignados.
La
revolución disputará al sistema la posesión de los medios de producción y de
cambio. Pero el primero de esos medios que estará en la disputa es el reino de
Internet, ese nuevo continente sin confines abierto a la producción de riquezas
ilimitadas que le vuelve a estallar en la cara al sistema como en 1776.
Si la
revolución no puede controlarse con medios nacionales, por las dudas el sistema
tiene un recambio. Una nueva guerra mundial que vuelva a producir un genocidio
de descontentos, elimine la población sobrante y estabilice las economías.
Las dos
respuestas son inviables. La caída de Israel, inminente. Un nuevo orden mundial
se avecina, pero no será el del club Bilderberg.
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