domingo, 15 de abril de 2012

La crisis económica


                                       La crisis económica

Buscaremos hasta el hartazgo las raíces de la crisis actual. Lo cierto es que lo miremos por donde lo miremos el capitalismo está en su crisis terminal. La larga agonía que tendremos que pasar hasta llegar a un sistema económico post-capitalista será dilucidada en el terreno de la lucha de clases a nivel mundial.

El motivo de la crisis es una nueva evaporación del valor de la hora de trabajo. Y se solucionará con una nueva negociación.

En el terreno hasta ahora estrictamente económico, esta crisis ya se vivió. En el ´29. Si no fue la revolución a nivel mundial, y no se produjo el pasaje al socialismo, o cuando menos, para no entrar en discusiones, un post-capitalismo, fue porque tanto en la primera como en la segunda guerra, el ámbito de negociación entre las partes, o sea, la lucha de clases, significó una lucha durísima por parte del proletariado, que lo diezmó físicamente cual si de una ciudadela medieval asaltada se tratara, y a los escasos sobrevivientes les otorgó un sustancial aumento de sueldo.

En las dos luchas, la del 29 y ésta, el valor de la hora de trabajo ha sido puesto en duda.

Volvamos a Marx. Para Marx, el valor de la hora de trabajo estaba dada por el precio de la reproducción de esa hora de trabajo, vale decir, lo que el trabajador necesitaba cobrar de esa hora para poder susbsistir, él y su prole.

Pero ese precio general de la hora de trabajo, era gradualmente modificado por los vaivenes de la lucha de clases. Entonces, podía suceder que un tejedor ganara más que un minero.

De todas maneras, había una tendencia general a la unificación del valor de la hora del trabajo, y de ese valor se extraía su correspondiente proporción al resto de las ramas de la producción. (el capataz cobraba por hora de trabajo el equivalente a algunos de sus obreros, y ya que no producía nada, se quedaba con un parte de la plusvalía, vale decir, la parte del trabajo cuyo valor producido era repartido por la sociedad de acuerdo a los principios capitalistas).

Ya Smith había definido al valor de la hora de trabajo social en Inglaterra, como la suma de todas las riquezas producidas en esa hora.



Esa manera de definir el valor del trabajo está perimida. Lo que nos queda es aceptarlo, y volver a negociar su valor desde otros parámetros.

La manera de producir capitalista de aquélla época ha sido transformada totalmente. Marx hablaba de capital fijo y variable, (ver capital) y ahora resulta que el fijo ha crecido (como había crecido ya en el ´29) hasta casi desaparecer al variable. Queda un solo obrero en la fábrica, que es el que apila las cajas a medida que la cadena se las pasa.

Y entonces de dónde salen tantas plusvalías que mantienen tantos jets privados, si ya ni capataces quedan?

Sale de ese obrero, todavía. El precio de esa hora de trabajo sigue siendo el valor de una hora de trabajo de Mercedes Benz en Alemania. El paradigma de lo que es y lo que vale una hora de trabajo productiva.  

El capitalismo pos guerra ha inventado progresivamente maneras de reinvertir esa plusvalía al extremo de pedir fiado a cuenta de futuras de esas plusvalías, y como a cualquier boludo a quien le resulta en extremo fácil vivir a crédito, la crisis le llega cuando hay que pagarlas aquí y ahora.

Y entonces viene cuando para pagar debe acudir a la lucha de clases, intentando exprimir más al resto de la sociedad, incautándoles parte de la plusvalía que les correspondía en el antiguo contrato.

Y ahí es cuando se encuentra con la sorpresa, de que ahora la productividad del trabajo ya no puede seguir siendo valuada con respecto al tiempo.

Porque se encuentra con una masa de trabajadores que es productiva y que ya no puede ser considerada parásita en la formación del valor. Su hora de trabajo también es productiva. (aunque su productividad no pueda ser valuada apropiadamente con ese parámetro). Volvamos a Smith para ver que el valor de lo producido por toda la sociedad productiva de Inglaterra es la medida del valor de la hora de trabajo.

Es que cambia también el carácter de la mercancía. El valor de la hora de trabajo que daba su valor (junto con el valor mantenido, el capital fijo) a la mercancía ahora es inmedible en tiempo.

Cuánto vale la hora de trabajo del diseñador del software que permite producir a los robots de la fábrica?

Aunque el diseñador de software está en un caso extremo, al punto que se lo considera un trabajador productivo de cuarta generación, o economía cuaternaria (las otras tres son: Primaria la agrícola, Secundaria la industrial, Terciaria la de servicios) el asunto es que la mayoría de los trabajadores de una nación están en la economía terciaria, y los últimos resabios del capitalismo continúan intentando pagar su trabajo como subordinado al valor que aquél tenía en el capitalismo puro.

Compararlo con el tiempo de trabajo humano implicado, habría que ver si en el valor de un televisor de alta gama hay tanto tiempo de trabajo humano como en un buen masaje, una consulta médica, una clase de gimnasia jazz o de cocina.

Seguir negando a la economía terciaria su papel de productor de mercancías, y seguir utilizando la vieja, la de que mercancía era un auto, niega todo valor autónomo a ese trabajo, sino en cuanto ha sido supeditado al valor del obrero de mercedes benz.

Que, comparado con el médico o el masajista, ya no es tan productivo.

Sin embargo, no pretendo convencer a nadie. La misma lucha de clases irá demostrando que, por su peso social, los líderes de la lucha terciaria conseguirán despegar el valor de su trabajo de la medida horaria capitalista.

La nueva valoración del trabajo será lo que traiga finalmente ese post capitalismo que será ya socialismo.

El lado político de la economía es que ahora la lucha de clases en torno a ese valor (la primera lucha, la fundamental, casi la única)enfrenta al conjunto de la sociedad. Cuando anotamos que el grueso de la producción es terciaria, debemos deducir que ahora el trabajador ha escapado de la fábrica. En su mayoría social.

La negociación en torno a ese valor pasa por negar necesariamente la escala propia del capitalismo. Es el núcleo de porqué esta crisis es mortal para él.

Mientras el capitalismo duró, cada renegociación fue finalmente ganada por el capitalismo (jaja, sino ya no existiría) forzando los términos debido a su peso específico como clase opresora. Cuando cedió, como en el New Deal, antes se aseguró que el proletariado no pudiera ir más allá.

Hoy no puede ya imponer su voluntad. Los trabajadores terciarios pueden valuar su trabajo de manera independiente del obrero de Mercedes Benz.

La única manera de obtener plusvalía del trabajador terciario será la que de manera voluntaria ceda a la comunidad.

Hasta desde la óptica más capitalista, la negación actual a dar el salto hacia ese sistema, es más que todo debida a una falta de verdadera perspectiva, comparable a aquéllos sistemas capitalistas que se aferraban al antiguo valor del trabajo, sin imaginar siquiera las posibilidades que una mayor distribución de la riqueza social abriría en términos productivos. (Plan Marshall, etc).

La demostración más cabal que se puede utilizar como ejemplo de la situación actual, en la que o el capitalismo da el salto hacia una transformación del sistema o vuelve atrás sus pasos, (y a la barbarie) es que se vuelve atrás en las conquistas del último capitalismo. Se cae la moneda europea y el mercado común, los capitales de Europa vuelan de regreso a EEUU en un Plan Marshall al revés que deja a Europa nuevamente devastada.

Como en viaje a la semilla, o la peli de la máquina del tiempo de Wells, las tejas del techo vuelan otra vez a descocerse, y retornan a ser tierra, y lo que el capitalismo construyó él mismo lo destruye.

No hay comentarios:

Publicar un comentario