La crisis económica
Buscaremos
hasta el hartazgo las raíces de la crisis actual. Lo cierto es que lo miremos
por donde lo miremos el capitalismo está en su crisis terminal. La larga agonía
que tendremos que pasar hasta llegar a un sistema económico post-capitalista
será dilucidada en el terreno de la lucha de clases a nivel mundial.
El motivo
de la crisis es una nueva evaporación del valor de la hora de trabajo. Y se
solucionará con una nueva negociación.
En el
terreno hasta ahora estrictamente económico, esta crisis ya se vivió. En el
´29. Si no fue la revolución a nivel mundial, y no se produjo el pasaje al
socialismo, o cuando menos, para no entrar en discusiones, un post-capitalismo,
fue porque tanto en la primera como en la segunda guerra, el ámbito de
negociación entre las partes, o sea, la lucha de clases, significó una lucha
durísima por parte del proletariado, que lo diezmó físicamente cual si de una
ciudadela medieval asaltada se tratara, y a los escasos sobrevivientes les
otorgó un sustancial aumento de sueldo.
En las dos
luchas, la del 29 y ésta, el valor de la hora de trabajo ha sido puesto en
duda.
Volvamos a
Marx. Para Marx, el valor de la hora de trabajo estaba dada por el precio de la
reproducción de esa hora de trabajo, vale decir, lo que el trabajador
necesitaba cobrar de esa hora para poder susbsistir, él y su prole.
Pero ese
precio general de la hora de trabajo, era gradualmente modificado por los
vaivenes de la lucha de clases. Entonces, podía suceder que un tejedor ganara
más que un minero.
De todas
maneras, había una tendencia general a la unificación del valor de la hora del
trabajo, y de ese valor se extraía su correspondiente proporción al resto de
las ramas de la producción. (el capataz cobraba por hora de trabajo el equivalente
a algunos de sus obreros, y ya que no producía nada, se quedaba con un parte de
la plusvalía, vale decir, la parte del trabajo cuyo valor producido era
repartido por la sociedad de acuerdo a los principios capitalistas).
Ya Smith
había definido al valor de la hora de trabajo social en Inglaterra, como la
suma de todas las riquezas producidas en esa hora.
Esa manera
de definir el valor del trabajo está perimida. Lo que nos queda es aceptarlo, y
volver a negociar su valor desde otros parámetros.
La manera
de producir capitalista de aquélla época ha sido transformada totalmente. Marx
hablaba de capital fijo y variable, (ver capital) y ahora resulta que el fijo
ha crecido (como había crecido ya en el ´29) hasta casi desaparecer al
variable. Queda un solo obrero en la fábrica, que es el que apila las cajas a
medida que la cadena se las pasa.
Y entonces
de dónde salen tantas plusvalías que mantienen tantos jets privados, si ya ni
capataces quedan?
Sale de ese
obrero, todavía. El precio de esa hora de trabajo sigue siendo el valor de una
hora de trabajo de Mercedes Benz en Alemania. El paradigma de lo que es y lo
que vale una hora de trabajo productiva.
El
capitalismo pos guerra ha inventado progresivamente maneras de reinvertir esa
plusvalía al extremo de pedir fiado a cuenta de futuras de esas plusvalías, y
como a cualquier boludo a quien le resulta en extremo fácil vivir a crédito, la
crisis le llega cuando hay que pagarlas aquí y ahora.
Y entonces
viene cuando para pagar debe acudir a la lucha de clases, intentando exprimir
más al resto de la sociedad, incautándoles parte de la plusvalía que les
correspondía en el antiguo contrato.
Y ahí es
cuando se encuentra con la sorpresa, de que ahora la productividad del trabajo
ya no puede seguir siendo valuada con respecto al tiempo.
Porque se
encuentra con una masa de trabajadores que es productiva y que ya no puede ser
considerada parásita en la formación del valor. Su hora de trabajo también es
productiva. (aunque su productividad no pueda ser valuada apropiadamente con
ese parámetro). Volvamos a Smith para ver que el valor de lo producido por toda
la sociedad productiva de Inglaterra es la medida del valor de la hora de
trabajo.
Es que
cambia también el carácter de la mercancía. El valor de la hora de trabajo que
daba su valor (junto con el valor mantenido, el capital fijo) a la mercancía
ahora es inmedible en tiempo.
Cuánto vale
la hora de trabajo del diseñador del software que permite producir a los robots
de la fábrica?
Aunque el
diseñador de software está en un caso extremo, al punto que se lo considera un
trabajador productivo de cuarta generación, o economía cuaternaria (las otras
tres son: Primaria la agrícola, Secundaria la industrial, Terciaria la de
servicios) el asunto es que la mayoría de los trabajadores de una nación están
en la economía terciaria, y los últimos resabios del capitalismo continúan
intentando pagar su trabajo como subordinado al valor que aquél tenía en el
capitalismo puro.
Compararlo
con el tiempo de trabajo humano implicado, habría que ver si en el valor de un
televisor de alta gama hay tanto tiempo de trabajo humano como en un buen
masaje, una consulta médica, una clase de gimnasia jazz o de cocina.
Seguir
negando a la economía terciaria su papel de productor de mercancías, y seguir
utilizando la vieja, la de que mercancía era un auto, niega todo valor autónomo
a ese trabajo, sino en cuanto ha sido supeditado al valor del obrero de
mercedes benz.
Que,
comparado con el médico o el masajista, ya no es tan productivo.
Sin
embargo, no pretendo convencer a nadie. La misma lucha de clases irá
demostrando que, por su peso social, los líderes de la lucha terciaria
conseguirán despegar el valor de su trabajo de la medida horaria capitalista.
La nueva
valoración del trabajo será lo que traiga finalmente ese post capitalismo que
será ya socialismo.
El lado
político de la economía es que ahora la lucha de clases en torno a ese valor
(la primera lucha, la fundamental, casi la única)enfrenta al conjunto de la
sociedad. Cuando anotamos que el grueso de la producción es terciaria, debemos
deducir que ahora el trabajador ha escapado de la fábrica. En su mayoría
social.
La
negociación en torno a ese valor pasa por negar necesariamente la escala propia
del capitalismo. Es el núcleo de porqué esta crisis es mortal para él.
Mientras el
capitalismo duró, cada renegociación fue finalmente ganada por el capitalismo
(jaja, sino ya no existiría) forzando los términos debido a su peso específico
como clase opresora. Cuando cedió, como en el New Deal, antes se aseguró que el
proletariado no pudiera ir más allá.
Hoy no
puede ya imponer su voluntad. Los trabajadores terciarios pueden valuar su
trabajo de manera independiente del obrero de Mercedes Benz.
La única
manera de obtener plusvalía del trabajador terciario será la que de manera
voluntaria ceda a la comunidad.
Hasta desde
la óptica más capitalista, la negación actual a dar el salto hacia ese sistema,
es más que todo debida a una falta de verdadera perspectiva, comparable a
aquéllos sistemas capitalistas que se aferraban al antiguo valor del trabajo,
sin imaginar siquiera las posibilidades que una mayor distribución de la
riqueza social abriría en términos productivos. (Plan Marshall, etc).
La
demostración más cabal que se puede utilizar como ejemplo de la situación
actual, en la que o el capitalismo da el salto hacia una transformación del
sistema o vuelve atrás sus pasos, (y a la barbarie) es que se vuelve atrás en
las conquistas del último capitalismo. Se cae la moneda europea y el mercado
común, los capitales de Europa vuelan de regreso a EEUU en un Plan Marshall al
revés que deja a Europa nuevamente devastada.
Como en
viaje a la semilla, o la peli de la máquina del tiempo de Wells, las tejas del
techo vuelan otra vez a descocerse, y retornan a ser tierra, y lo que el
capitalismo construyó él mismo lo destruye.
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